Cómo nos cuesta muchas veces pensar que no somos “uno” sino “varios”. Vale la pena recordar la pedagogía de Paulo Freire, quien propone que la escuela sea el espacio en donde se formen individuos libremente partícipes de una sociedad.
Rescato la importancia de mi labor, que diariamente me exige un compromiso más riguroso, que diariamente me lleva a formar a mis estudiantes con posturas críticas frente al mundo y su realidad.
Aunque represente un mayor esfuerzo, considero que mi tarea es ante todo, asumir los procesos de enseñanza y aprendizaje desde una perspectiva significativa en donde mis estudiantes y yo, tengamos la convicción de que somos seres creados para vivir en comunidad, lo que nos debe llevar a ser más humanitarios y solidarios, y pensar ¿qué estoy haciendo por el otro? ¿Soy crítico y reflexivo ante nuestra realidad social y comunitaria en particular? ¿Estoy dispuesto a aprender y a enseñar a construir vida desde los pequeños detalles? La cadena de favores no es más que “comprometernos comunitariamente”.
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